Sé que nadie es perfecto. Yo lo he demostrado demasiadas veces, por si no quedaba claro. Y ese plan tan perfectamente imperfecto, ese cúmulo de errores cometidos en tan poco tiempo, lo dice todo. También sé, por suerte para mi conciencia, que nadie los comete intencionadamente ; y esa es la razón por la que recibo segundas oportunidades.
Llego a pensar que he fallado en tantas cosas que ya estoy preparada para lo que venga, para lo que nos venga. Y eso reconforta; alivia pensar que podemos empezar de nuevo, que he madurado y aprendido; que valoro más cada momento contigo porque llegué a perderlos. Y no volveré a dejar que eso pase. He recuperado la confianza en mí. Y tú también; en mí, en nosotros.
Hemos tardado tanto en llegar a este punto que no quiero precipitar las cosas. Pero puedo decir con certeza que este será el principio de algo nuevo, que cumpliremos nuestras promesas que aquel día nos hicimos y que dejamos a un lado. Puedes apostar a que sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario